.











































Es en este sentido que la figura del curador se nos hace comprensible como una entidad que inunda los deseos del artista tras una oscura neblina marcada por la duda y la indefinición. El resultado de esta serie fotográfica es producido por una intensa reacción contra lo tolerable, lo admisible, contra todo lo prohibido, contra todos esos códigos (internos, externos) que convierten al artista en un ser dependiente de digresiones ajenas a su producción.

Carlos Benavente F.
Julio 2008